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La llegada de un nuevo hermanito

La llegada de un nuevo bebé supone una inmensa alegría, pero también importantes cambios en la estructura y las rutinas familiares. Para los niños, la llegada de un hermano supone un nuevo papel en la familia y nuevos roles en casa. Si es hijo único, pasa a ser el mayor, y si es el pequeño pasa a ser el "del medio". Además, los padres tenemos que repartir nuestra atención y nuestras muestras de afecto a un nuevo miembro de la familia y el bebé es generalmente el que acapará la atención de los adultos del entorno.


Los hermanos mayores, aunque ilusionados y felices por ese nuevo miembro de la familia, son los que más pueden sufrir este cambio en la estructura familiar y se ven reflejados conmunmente en sus comportamientos.


Pueden mostrarse más irritables, con baja tolerancia a la frustración, poco pacientes y más demandantes de atención. Es importante entender que todos estos son síntomas, son un reflejo de que se sienten vulnerables y desplazados, por lo que los padres deben tratar de ser empáticos y comprensivos con ellos ya que la tensión emocional que están viviendo, algunos no la saben gestionar por no tener las herramientas necesarias para ello.


En algunas ocasiones nos piden apoyo para tareas que ellos realizaban de manera autónoma, por ejemplo, niños que saben comer solos y de pronto piden que les demos de comer ó niños que dormían solos y ahora nos reclaman que durmamos con ellos. Otros muestran regresiones o comportamientos infantilizados; conductas que ya habían resuelto, como hacerse pipí o popó ó querer volver al biberón, incluso algunos empiecen a hablar como si fueran pequeños.


Estas regresiones a una etapa pasada son el resultado del pensamiento del niño, el cual cree que si al bebé le hacen más caso, entonces comportándose como bebés les harán más caso también a ellos.


Hay ocasiones que el niño de pronto empieza a no querer que uno de los progenitores se haga cargo de él. Por ejemplo, “no quiero que papá me acueste o me dé de comer y quiero que sea mamá”, o al contrario, puede ocurrir que "no quieran" a mamá y reclamen todo el rato al papá para hacer todo con ellos.


Tampoco es extraño que los niños quieran molestar a su nuevo hermanito les quiten el chupón o los despiertan , o incluso les regañan como si fueran sus padres.


Todos estos comportamiento no son más que maneras de llamar la atención y no debemos alarmarnos. Lo importante es cómo gestionemos estos celos en los hermanos mayores, ya que en gran medida, de la actuación y buen manejo de los padres depende que ese comportamiento se atenúe o se agudice.


CÓMO AYUDAR AL NIÑO ANTE LA LLEGADA DE UN HERMANO


Prepáralo antes, llévalo a vivir la experiencia de tener un nuevo hermanito. Invítalo a que imagine cómo va a ser la nueva dinámica destacando los aspectos positivos de tener un nuevo hermanito. También es fundamental que le anticipes que tener un bebé en casa no va a ser sencillo todo el tiempo y que se necesitará paciencia y cooperación por parte de toda la familia.


Ayúdalo a reflexionar sobre los cuidados, la paciencia y la comprensión que necesitará el bebé, y aprovecha para que se empodere positivamente, es decir, que sea más consciente de todo lo que es capaz de hacer, de lo fuerte e independiente que es. Ayúdalo a fortalecer su autoconcepto, aprovecha para acompañarlo a identificar sus fortalezas y lo más importante, permítele que las ponga en práctica. No puedes pedirle que el día que llegue el bebé se comporte automáticamente como el hermano mayor. Ese comportamiento es parte de un proceso que debe experimentar poco a poco, pero si él no es consciente de sus fortalezas, o si no has fomentado adecuadamente su independencia, no puedes esperar que solo por la llegada del bebé él vaya a comportarse como hermano mayor.


Manten las rutinas de los hijo(s) mayores en la medida de lo posible. Si les leías un cuento ante de dormir y ahora no lo haces porque no tienes tiempo por el bebé, se sentirá muy desplazado y culpará al hermano de la situación.


Evita idealizar los beneficios de tener un hermano, si le dices que va a poder jugar con él y que tendrá un amigo, en la realidad inmediata eso no va a suceder, esas cosas estupendas van a tardar en llegar, ya que el bebé al principio, no es buen compañero de juego.


Dedícale momentos en exclusividad, que papá y mamá se vayan alternando, para que sean momentos con los dos.


Acompáñalo a verse como el hermano mayor para que poco a poco se sienta cómodo con el nuevo rol y no lo viva como una carga. La información puede ir en el sentido de que se sienta orgulloso de enseñar e inspirar a alguien más. Esto lo puedes lograr al Involucrarlo en las actividades del bebé pero no lo obligues a particpar si no lo desea. Las tareas en las que participe, dependerán de la edad de tu niño. El objetivo es que se sienta parte de, pero no responsable de.


Finalmente la llegada de un hermanito es un cambio importante en la vida de todos, pero si no lo puedes o sabes manejar siempre es bueno solicitar apoyo de un profesional.


Evangelina Guey González

Psicoterapeuta y coach de crianza

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